Descubrí cómo el sistema Pantone puede marcar la diferencia en la identidad visual de tu empresa y facilitar procesos de producción más eficientes y coherentes.
En el entorno urbano y comercial actual, el color es un elemento determinante de la comunicación visual. Señalética, envases, piezas gráficas y productos buscan captar la atención y transmitir mensajes precisos, y en ese contexto, las pequeñas y medianas empresas se enfrentan a un desafío fundamental: ¿cómo garantizar que los colores definidos para la identidad de marca mantengan su uniformidad y exactitud en cada soporte y material empleado?
El sistema Pantone nació en la década del 60 precisamente como respuesta a un problema frecuente en la industria gráfica: la inconsistencia en la reproducción de colores. Se trata de una guía estandarizada que asigna un código único a cada tono, permitiendo que diseñadores, imprentas y marcas hablen el mismo idioma cromático sin margen de error. Así, "rojo Pantone 186 C" no deja lugar a interpretaciones, a diferencia de pedir simplemente "un rojo fuerte".
No importa el rubro: la coherencia visual es clave para construir una identidad sólida y profesional. Cuando una compañía invierte en el diseño de su logotipo, papelería, packaging o materiales promocionales, busca transmitir confianza y diferenciarse de la competencia. Sin embargo, un color mal reproducido puede afectar la percepción del público y hasta generar confusión.
En este sentido, el sistema Pantone ofrece ventajas decisivas:
El corazón del sistema Pantone es su "Guía de Color", un catálogo impreso donde cada color recibe un número y una letra que lo identifica. Por ejemplo, "Pantone 286 C" indica un azul específico, donde la letra "C" refiere a su aplicación sobre papel coated (brillante), mientras que "U" sería para papel obra (mate). Esta clasificación contempla las variaciones de color según el material de impresión, aspecto fundamental en cualquier proyecto gráfico.
La implementación en una empresa se resuelve definiendo los colores institucionales utilizando la guía Pantone y luego comunicando estos códigos a diseñadores, impresores y fabricantes de insumos. En la actualidad, además de las guías físicas, existen herramientas digitales que facilitan la elección y conversión de colores entre sistemas, como RGB y CMYK, para adaptarse tanto a impresiones como a aplicaciones web.
Adoptar el sistema Pantone no solo reduce el margen de error, sino que ofrece beneficios concretos en el día a día de una marca:
A veces, se percibe que el sistema Pantone está reservado solo para grandes empresas o agencias de diseño. Sin embargo, la inversión en una guía Pantone y la capacitación básica del equipo son accesibles y rápidamente redituables. Además, muchos proveedores gráficos ya cuentan con herramientas Pantone, por lo que el proceso resulta ágil y efectivo.
Para sacar el máximo provecho, es recomendable:
Invertir en este sistema es apostar por la coherencia, el profesionalismo y la calidad. En mercados cada vez más competitivos, las pequeñas y medianas empresas que cuidan su imagen visual logran destacarse, fidelizar clientes y construir una reputación sólida. La clave está en los detalles, y el color es uno de los más poderosos aliados.