El 1° de enero de 2018 entra en vigencia la Ley 27.191 de Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía. Esto supone para las industrias la necesidad de revisar la eficiencia energética de sus procesos, y delinear un plan de adecuación que les permita cumplimentar con la ley en tiempo y forma.
El 12 de diciembre de 2015 fue el día en que todo comenzó a cambiar. El día en que el mundo decidió algo así como su refundación: 195 países (entre los cuales estaba Argentina) se comprometen a firmar, durante la COP21, el Acuerdo de París.
Este acuerdo, hoy ratificado por 56 países, se enmarca en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a efectos de combatir el calentamiento global.
En Argentina, este compromiso es de carácter obligatorio a partir de la sanción de la Ley 27.191 de Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la Producción de Energía Eléctrica. En pocas palabras, esta ley establece para aquellos usuarios que estén alcanzados la necesidad de utilizar energías limpias en un porcentaje de su consumo total.
Para lograr una mejor comprensión de la ley y sus alcances, explicamos debajo cinco aspectos claves.
Todos aquellos usuarios que consuman por encima de los 300 KW; supermercados de más de 3.000 m2; edificios corporativos de más de 20 pisos; y edificios de gobierno.
La ley establece que un 8% de la energía total consumida por estos usuarios deberá ser renovable durante 2018. Ese porcentaje irá en aumento con los años, y llegará a ser de un 20% a partir de 2025.
Todos aquellos usuarios que no cumplan con la ley serán multados. El valor de la multa resultará de la aplicación de una fórmula basada en el costo del combustible importado, por lo que será la opción más cara de todas.
A partir del 1° de enero de 2018. Desde esa fecha, los usuarios tendrán hasta el 1° de septiembre de ese año para adecuarse. En caso de no hacerlo, la multa será aplicada de forma retroactiva, es decir, a partir del momento en que entró en vigencia la ley.
Hoy por hoy existen cuatro posibilidades para adecuarse a lo que exige la ley:
Al analizar en detalle cada escenario, queda claro que adecuarse a lo exigido por la ley es conveniente no sólo por las sanciones implicadas en su incumplimiento, sino también porque, a pesar de los pronósticos iniciales y de la altísima demanda del mercado, la energía renovable es la más barata de todas.
Otro dato muy importante a tener en cuenta es que el consumo de los usuarios ya no sería calculado por nodo de conexión, sino por CUIT. Esto significa que si una empresa tenía dos sedes alcanzadas por un mismo CUIT, el consumo de ambas se suma para determinar si le corresponde adecuarse a la ley.
Cumplir con la Ley 27.191 supone un cambio cultural muy grande. Por eso, las empresas han necesitado tiempo para reacomodarse y comenzar a implementar soluciones concretas.
Al comienzo, hubo gran escepticismo. Escuchamos comentarios como, “de acá a que se reglamente la ley…”; “es imposible hacer algo así en Argentina”; “los precios de las renovables son impagables”; “¿para qué, si la energía está regalada?”; “quién va a venir a invertir a Argentina para hacer un parque solar?”.
Hoy, muchas industrias ya comenzaron a informarse y están capacitando a su personal en materia de eficiencia energética. Se ven cambios de hábitos en los empleados en relación con el derroche energético (por ejemplo, apagar equipos y luces cuando no son necesarias), e implementación de estrategias de adecuación con el apoyo de consultorías externas especializadas. También se están realizando auditorías de eficiencia energética para optimizar cada aspecto del consumo.
Para los próximos meses se vislumbra una tercera etapa marcada por la urgencia en la adquisición de energía limpia, y un “cuello de botella” producto de los límites que impone la ley y la coyuntura socioeconómica.
Es decir, aquellas empresas que quieran comprar a CAMMESA sólo podrán satisfacer el 8% de su consumo total. Si quisieran comprar más a un privado, probablemente deban esperar hasta que los prestadores comiencen a operar ya con la ley en marcha. A su vez, las empresas que venden tecnología para la autogeneración de energía no podrán, al comienzo, satisfacer la demanda en tiempo y forma.
La industria en general ha visto con buenos ojos la idea de incorporar energías limpias, debido a todas las ventajas que esto conlleva:
Esperamos que la industria pueda capitalizar estas oportunidades. Es posible consolidar el crecimiento que se espera para los próximos años sobre la base de una política energética acorde a los compromisos asumidos. En este sentido, estamos ante una ley que acompaña las proyecciones positivas sobre el aumento del PBI del país, y que a la vez permite hacer un aporte al problema del cambio climático.
Cuidar nuestra casa común es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Hoy, las empresas tienen a su disposición los recursos técnicos, políticos y sociales para comenzar a hacerlo.